Casi todos los restaurantes vegetarianos
suelen tener en la carta estas dos preparaciones: el hummus y el guacamole,
bien como entradas o tapas, bien como guarnición en otros platos.
El guacamole tiene como base al aguacate (Persea americana), árbol
originario de México.
El nombre guacamole, en lengua azteca "Ahuacatlmolli", se
compone de las palabras "Ahuacatl"(aguacate) + "molli"(mole o salsa). El aguacate tenía una
significación erótica para los aztecas, tanto que las mujeres no podían
realizar la recolección de los frutos, ya que simbolizaban los testículos. Según
su mitología el dios Quetzalcoatl, ofreció la receta del guacamole a su pueblo,
quienes la extendieron por toda Centroamérica.
El hummus tiene como base a los garbanzos (Cicer arietinum), legumbre muy extendida en todo el ámbito
mediterráneo.
En árabe, hummus significa simplemente
"garbanzo". El plato descrito es denominado en su forma más completa como Hummus
bi tahina, o sea: garbanzos y pasta de sésamo.
Parece tener como origen el Antiguo Egipto y su preparación era muy diferente a la actual, servida en porciones pequeñas sobre una pieza de pan. Hoy es un plato muy popular a lo largo y ancho de todo Oriente Medio: Israel, Líbano, Palestina, Turquía, Grecia, Siria, Armenia y Chipre.
El hummus es una pasta
de garbanzos con zumo de limón, una crema
denominada tahín o tahína (pasta de semillas de sésamo) y aceite de oliva, que según la variante
local puede llevar además otros ingredientes como ajo, pimentón (generalmente vertido al servirse),
etc.
Es un plato muy empleado en las cocinas vegetarianas, veganas y crudivegetarianas. La versión crudivegetariana simplemente sustituye los garbanzos cocidos por garbanzos germinados.
Los dos me gustan mucho por separado y tienen
texturas parecidas de modo que pensé que bien podría hacer la fusión en una
sola receta, considerando que el sabor tan suave del aguacate es difícil que
desentone con cualquier otra cosa.
Así que me decidí a preparar un “guacahummus”
entre México y Oriente y como me salió bueno aquí pongo la receta.
Lástima que su alto valor nutritivo vaya
acompañado de un buen contenido calórico. Ya se sabe que “todo lo bueno o
es pecado o engorda”. Así que moderación y buen provecho.
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